martes, 11 de agosto de 2015

Con drones envían la droga desde México


El sábado 11 de julio de este año Joaquín "El Chapo" Guzmán se fugó de la prisión de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, luego de estar 17 meses tras las rejas por el delito de lavado de activos. Actualmente es el hombre más buscado en el mundo pues la Interpol emitió una circular roja a los 190 países miembros para dar con su captura.
 
Un hombre de 60 años, el capo más grande del mundo, del que se sabe que desde su adolescencia comenzó a cultivar marihuana en su natalSinaloa, México. Para la década de los 80 ya era una de las cabezas visibles de esa organización delincuencial del mismo nombre.  
 
“En esa época los carteles colombianos sacaban la droga por el caribe y el pacífico. Ahí comenzaban el papel de las alianzas con México, ellos se encargaban del transporte y luego comenzaron a cobrar por cada cargamento. En los 90, cuando las autoridades derrotaron a los colombianos, los mexicanos tomaron fuerza”. Así describe el auge del narcotráfico Mabel González, la periodista madrileña autora del libro ‘Narcotráfico y crimen organizado, ¿Hay alternativas?’ y actual investigadora en el Global South Unit for Mediation (GSUM) en Brasil. 
 
González conoció la realidad colombiana hace al menos 10 años cuando empezó a trabajar con Médicos sin Fronteras en temas de desplazamiento forzado en el territorio nacional. Para ese entonces ya se había especializado en conflictos y su interés por las economías en contextos de ilegalidad y violencia la llevaron a estudiar el narcotráfico. A un mes de la huida del capo más grande del mundo, la periodista habló con El Espectador y explicó cómo está actualmente el delito que ha dejado más de 100.000 muertos en menos de una década en México. 
 
Según la autora, en la actualidad en ese país hay una fragmentación de los siete carteles de droga más grandes. El que tiene más poder cuenta con una estructura vertical y es el de Sinaloa. “El cartel tiene presencia en Perú, Bolivia y Colombia. Por ejemplo, en los operativos han capturado a sus miembros en África occidental, porque la droga sale por las costas de Brasil”, afirma. Y esa es una de las razones por la que lo cataloga como el cartel más importante del momento.
 
Sus investigaciones le permiten sostener que el cartel de Sinaloa controla la cadena de producción pues manejan desde los cultivos existentes en Colombia o Perú, hasta la distribución en Estados Unidos. “Ellos son una federación compuesta por varios jefes que coordinan el procesamiento, luego se distribuyen en el país y funcionan como una red. El Chapo es uno de ellos”. 
 
Producción que según la autora está en Perú, Bolivia y Colombia, países que en los últimos 20 años han logrado abastecer el mercado global por su posición estratégica en el área andina. El papel de los carteles mexicanos ha cobrado vigencia en las últimas décadas. “En los ochenta y noventa cuando los grandes carteles colombianos manejaban el mercado mundial, los grupos mexicanos eran pequeños, se dedicaban a la marihuana y el opio. La cocaína la transportaban de Colombia a Estados Unidos”, sostiene, y a eso agrega que el narcotráfico se adapta fácilmente pues es un producto de mucho consumo en todo el mundo. Por ejemplo, en Malasia y China compran metanfetaminas y precursores químicos para la fabricación de las drogas. 
 
Según González, los carteles ahora tienen una asombrosa capacidad de innovación, tanto en sus propias formas estructurales, como en las rutas y medios de transporte, y en la manera en que adoptan y aprovechan todo tipo de mejoras tecnológicas en el transporte y las comunicaciones. Por ejemplo, ahora llegan a Estados Unidos a través de drones, información que ya fue difundida por la DEA (Agencia Antridogas de Estados Unidos), la cual sostiene que los narcodrones se usan desde 2011 para traficar en la frontera de México con ese país. 


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