Un equipo de la Universidad de California en Berkeley ha utilizado una combinación de métodos para convertir las células madre derivadas de un paciente en un minicorazón que, esencialmente, se autoensambla, forma sus cámaras y empieza a latir.
El corazón es muy similar al que se forma en el feto y es genéticamente idéntico al del paciente.
Kevin Healy, Bruce Conklin y sus colegas de Berkeley, responsables de llevar a cabo el proyecto, esperan que el miniórgano sirva para estudiar las fases tempranas del desarrollo del corazón, tanto en condiciones normales como patológicas. Así como evaluar el efecto de ciertos fármacos en el desarrollo del órgano, reseñó el diario español El País.
Los autores han expuesto sus minicorazones en proceso de diferenciación a una droga de conocidos efectos perjudiciales que causa un desarrollo anormal de las microcámaras, una contracción muscular deficiente y un ritmo de latido más lento de lo normal. La idea ahora es hacer lo mismo con todo fármaco sospechoso.
"Aquí nos hemos centrado en el desarrollo cardiaco temprano", explica Healy, "pero los principios básicos para distribuir geométricamente las células madre humanas y después diferenciarlas se puede extender fácilmente a un amplio rango de tejidos para entender la embriogénesis y la morfogénesis (la generación de formas)". Los investigadores predicen que este tipo de sistemas acabará sustituyendo a los modelos animales para muchos propósitos.
El corazón es muy similar al que se forma en el feto y es genéticamente idéntico al del paciente.
Kevin Healy, Bruce Conklin y sus colegas de Berkeley, responsables de llevar a cabo el proyecto, esperan que el miniórgano sirva para estudiar las fases tempranas del desarrollo del corazón, tanto en condiciones normales como patológicas. Así como evaluar el efecto de ciertos fármacos en el desarrollo del órgano, reseñó el diario español El País.
Los autores han expuesto sus minicorazones en proceso de diferenciación a una droga de conocidos efectos perjudiciales que causa un desarrollo anormal de las microcámaras, una contracción muscular deficiente y un ritmo de latido más lento de lo normal. La idea ahora es hacer lo mismo con todo fármaco sospechoso.
"Aquí nos hemos centrado en el desarrollo cardiaco temprano", explica Healy, "pero los principios básicos para distribuir geométricamente las células madre humanas y después diferenciarlas se puede extender fácilmente a un amplio rango de tejidos para entender la embriogénesis y la morfogénesis (la generación de formas)". Los investigadores predicen que este tipo de sistemas acabará sustituyendo a los modelos animales para muchos propósitos.
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